Hablemos de webcómics

Hablemos de El Goonish Shive, En Crisis y Klotilde & Koimalin

¿Qué pasa? ¿Listos para otra serie de críticas de webcómics mientras yo me voy a dibujar páginas de CNAUW? ¿Cómo, no? Como que eso me importa. Empezamos.


El Goonish Shive http://www.egscomics.com/

El Goonish Shive es un webcómic fanfiquero en el que… Perdón, se me han cruzado los papeles otra vez. El Goonish Shive es un webcómic fetichista en el que el reparto coral se enfrenta a aventuras sobrenaturales que mezclan la fantasía con la ciencia ficción así como las dificultades diarias propias de un grupo de adolescentes. Lo mismo desarticulan un grupo terrorista formado por híbridos artificiales de humanos y animales que lidian con la tensión emocional de resolver asuntos pendientes con la ex que traicionó la confianza de su novio contándole a todo el instituto que este era homosexual. Pero antes de hablar de qué opino de El Goonish Shive es mejor que exponga y aclare una serie de cosas, ya que lleva más de quince años en activo.

Empecemos por el fetichismo. El cómic se basa en el fetiche de transformaciones y, eh, ¿voy a tener que explicarlo, verdad? El nombre debería ser bastante obvio, pero implica a gente (muchas veces chicos) transformándose en otra cosa (muchas veces chicas de generosas proporciones). Esto puede implicar conversiones en animales, furries, monstruos, estatuas, muebles, prendas de vestir, otras personas, cambios de edad, cambios de peso, de tamaño y con frecuencia cambios de la personalidad. Si conocéis The Wotch, pues es eso. Si queréis una explicación más detallada podéis visitar deviantArt. Sin embargo, a pesar de las abundantes transformaciones, el webcómic no tiene un carácter ni un propósito sexual. Es algo que está ahí porque al autor le gusta y ya está. O esa es al menos mi experiencia como persona que no tiene ningún interés particular en dicho fetiche. Si tuviera que ponerlo en una escala de cochinería, El Goonish Shive está al lado de Ranma 1/2 y lejos de The Wotch.

Sigamos con el dibujo. Tras quince años de evolución no puedo criticar el dibujo si no es separándolo al menos en dos partes. El dibujo al principio se podría llegar a considerar atroz en algunos casos, pero consigue dibujar lo bastante bien como para que se entienda y salvar la papeleta. El dibujo desde hace ya varios años es muy competente. No es Alex Ross y en ocasiones le falta algo de dinamismo a las figuras, pero maneja perfectamente los volúmenes, perspectivas y luces. Es como el día y la noche.

Por último aclaremos la peculiar variedad de conflictos en la trama. Quince años son muchos años y le ha dado tiempo a hablar de muchas cosas. Tiene muchos personajes de entornos y orígenes distintos con metas muy diferentes. Parte de la premisa que une todas las historias es el enfrentamiento entre el mundo cotidiano y el mundo mágico dejando en medio de dicho choque a los protagonistas. De ahí que en un arco luchen contra un monstruo antropófago y el siguiente vaya de que una de las protagonistas descubre que el tío que intenta ligar con ella es un mujeriego que intenta ganarse un trofeo, por ejemplo. Por suerte Dan Shive sabe controlar el ritmo y la evolución del tono para que se parezca más a Buffy the Vampire Slayer que a un webmanga shonen primerizo.

Y ahora, ¿qué opino de El Goonish Shive? Me gusta, pero no lo recomiendo. Una de las razones es que Dan sufre un caso patológico de diarrea verbal. “Pero Shon, tú también escribes por los codos. No será para tanto.” ¿Sabes el botón de “pregúntame cosas” que pone la gente en sus tumblrs? “Sí, claro.” El de Dan tiene treinta y cinco palabras. Ni siquiera cabe en un tweet normal. La prueba del delito:

Hoy en día Dan sabe hacer páginas visualmente impactantes sin abusar del texto, pero la mayor parte del tiempo se lo pasa exponiendo cosas. En ocasiones se le alargan tanto que luego los personajes deben exponerlas de nuevo para que el público pueda recordar el contexto. Por supuesto eso agrava el problema, porque el tiempo invertido en eso le obliga a repetir explicaciones otra vez convirtiéndolo en un círculo vicioso. Quizás el peor caso sea el capítulo del torneo de Magic, donde cuatro o cinco personajes se explican cosas entre ellos una y otra vez porque están separados y necesitan informar al resto cuando descubren algo. Además del cómic principal tiene uno complementario con formato de tiras de periódico en el que suele desarrollar bromas o escenas que no son relevantes para la trama general. Excepto que en ocasiones la verborrea se le escapa tanto que acaba incluyendo capítulos breves del cómic principal dentro de este, haciendo las cosas más complicadas. Las energías que le pone a desarrollar las reglas del sistema de magia tampoco ayudan, y en dicho cómic extra incluyó una serie de unas cuarenta tiras explicando el repertorio de hechizos de uno de los personajes. A pesar de que la idea va de verla transformar a gente con erótico resultado, es un galimatías de impresión en el que no se entiende nada a fuerza de explicar qué ocurre si abre los dedos, gira el pulgar, usa las dos manos o usa una mano distinta y las combinaciones de todas las cosas anteriores. En la última tira Dan admite que los lectores acabaron más confusos de lo que empezaron.

Por otro lado está la longitud en sí de la historia. Al principio del todo aparece el villano final en una página y no vuelve a ser mencionado ni es responsable de nada. Actualmente el webcómic, sin contar el cómic extra del que he hablado, tiene casi dos mil quinientas páginas. Dan ha comentado varias veces que fue un error mostrar a dicho villano tan pronto, pero es lo único que me hace pensar que no se va inventando arcos argumentales sobre la marcha. Sospecho que el webcómic durará al menos otros quince años y equiparará, o incluso superará, a Cerebus the Aardvark en extensión como cómic de autor independiente.

Otra cosa que caracteriza a El Goonish Shive además de su palabrería sin fin y su origen fetichista es su tono queer. Dan ha pasado, es comprensible, mucho tiempo explorando y poniendo en orden su sexualidad. Así que en el cómic abundan los personajes LGBT y hace comentarios sobre homofobia, transgénero e identidad sexual en general integrándolos en la vida y psicología normal de los personajes. Ofrece un punto de vista bastante interesante y en un momento dado bromea sobre el hecho de que los heterosexuales son minoría entre los personajes.

El lado positivo es que los personajes son interesantes, tienen personalidades y metas diferenciadas entre sí y dan lugar a conflictos e historias interesantes cuando la historia les arroja un papelón encima. Se trate de detener a un mago medieval con la intención de ejecutar a uno de los protagonistas, de pelear contra el sexismo inherente de los uniformes escolares que les quieren imponer, de ayudar a unas hipogrifas lesbianas a cazar a un vampiro o de explorar el drama de una demiurga inmortal que le lleva a sacrificar su propia salud mental. Y cuando quiere Dan es un cachondo y mete chorradas gordísimas como el dojo de artes marciales de anime.

El webcómic en conjunto es divertido, me gusta y tiene partes muy emocionantes cuando toca hacer partes de aventura y drama. Pero admito que si no lo hubiera descubierto hace años, hoy ni me molestaría en darle la oportunidad. Es difícil dejar pasar los fallos de sobre-exposición que tiene sin la inercia que da conocer primero a los personajes y cogerles cariño. Cuando un cómic tiene cuatrocientas páginas todavía puedes decirle a alguien que si lo lees desde el principio mola, pero intenta que te hagan caso cuando son más de dos mil.

No os voy a obligar a leerlo, pero si le dais la oportunidad quizás os guste y acabéis leyéndolo entero.

Ah, y también tiene un tumblr separado para colgar dibujos cochinos de sus personajes, por si os va el rollo o queréis descubrir algo nuevo sobre vuestros gustos.


En Crisis http://encrisis.subcultura.es/

En Crisis comienza con Saúl declarándose a su amiga Jessi en la segunda página, presentándonos a su amigo Álex el travieso, a Nuria la periodista y al irascible director Camilo. Saúl ha sacado una nota perfecta en un examen y por tanto será trasladado a un instituto especial para superdotados.

Todo esto es irrelevante para el resto del cómic e incluso si quitásemos a Saúl no cambiaría tanto.

Al trasladarse la nuevo instituto conoce a Soto, Andrea e Irene y los cuatro niños se meten en líos terribles a causa de esta última, que sigue el arquetipo de científica loca. Es en realidad Irene la que ocupa el papel principal y Saúl sirve para poco más que ser una excusa razonable para presentar las peculiaridades del claustro y las instalaciones. Lo único que cambiaría si se retira a Saúl es el conflicto de Soto, que tiene miedo a perder su primer amigo normal por romperle el tebeo, y aun así en esta relación Saúl sigue aportando un rol pasivo en el que es el objeto y la excusa en lugar de un participante real. Tampoco es que la decena de secundarios que nos presentan sea mucho más importantes, pero al menos son secundarios. Otra cosa curiosa respecto a la caracterización es que, salvo Irene con sus inventos, no existe nada que nos demuestre que el resto de niños son especialmente inteligentes salvo que los autores nos lo han dicho.

Salvando ese asunto, ahora que lo he releído, el webcómic tampoco es terrible. Si haces como que la premisa original no existe, está divertido y se deja leer. Quizás lo peor que le podría achacar es el ritmo irregular de la narración, que a ratos tiene páginas enormes cargadísimas de texto y a ratos son páginas breves auto-conclusivas. El webcómic acabó muerto y enterrado por diferencias creativas entre los autores por lo que permanece inconcluso desde hace años, sin embargo sigue siendo una lectura ligera para matar un rato una tarde. Aunque también es cierto que hay webcómics mucho mejores que sabes que no se quedarán a medias, como el resto de webcómics que escribe y dibuja mariods.

Eso sí, una cosa que merece mención especial son los nombres. Saúl Silver Sanz, Soto Libañez Nalan, Sofía Britanny Santos o Instituto Sisirc son algunos de los ejemplos que podemos sacar. Son tan inexplicables como la necesidad de los personajes por decirlos enteros en voz alta cada vez que pueden.


Klotilde & Koimalin http://klotilde-koimalin.subcultura.es/

Klotilde & Koimalin narra las anécdotas diarias de la autora universitaria protagonizándolas por una representación de la susodicha y un cactus. Sorprendentemente, este no es el único webcómic que conozco con esta descripción. El archivo se puede dividir en dos partes. La primera trata sobre un viaje en autobús, lo cuál es exactamente tan interesante como imaginas. A pesar de las dificultades logra alargarlo durante once páginas y alcanza su mejor momento cuando dibuja algo parecido a una paloma haciendo algo parecido a caminar.

En la segunda parte, incapaz de encontrar anécdotas más emocionantes que la de un viaje en bus, habla del tiempo. O al menos lo hace durante un puñado de tiras. En el resto no sé de qué habla, porque pasa a rotular a mano y su caligrafía es tan buena como su dibujo.

No recuerdo quién me pidió que comentase este webcómic, pero una cosa es segura: no supe entonces por qué quería que lo hiciera y tampoco lo sé ahora. Lo que sí sé es que Klotilde & Koimalin nos sirve de ejemplo de por qué los dibujantes no deberían hacer diario-cómics. Los dibujantes, por naturaleza, tienen vidas insulsas y aburridas y por tanto no tienen anécdotas que contar, así que te acaban hablando de que hace calor. Pero ya desgranaremos el tema a medida que salgan más webcómics de este tipo en las rondas de Hablemos de.


Poco a poco nos acercamos al final y a una de las entregas que más ganas le tenía. El próximo artículo de Hablemos de va a ser muy especial.