Hablemos de webcómics

Hablemos de Kid Radd

Ah, Kid Radd. ¿Qué voy a decir de Kid Radd? Posiblemente algo así:

Pero quizás esperabais algo más extenso. Mi primer contacto con Kid Radd fue, digamos, tibio. Kid Radd en su corazón es un sprite cómic y su introducción no se aleja mucho de otros cómics del género o sobre chistes de videojuegos. No eran malos chistes, pero no pasaba de ser simpático. Me dije que ya lo seguiría otro rato tras unas pocas tiras. Ese rato tardó unos años en llegar.

En la segunda oportunidad recordé por qué no llegué muy lejos con el webcómic. Sin embargo en esta ocasión terminé la breve introducción inicial y llegué al pequeño giro argumental. Y luego al giro de género. Me enganché sin remedio. Los chistes simpáticos pero simples sobre un protagonista de videojuego de los ochenta eran nada más que el principio. El elenco crece, se desarrolla, adquiere vida propia y construye una historia épica en la que dejan de ser sprites de videojuego o personajes. Se convierten en personas.

El dominio de la tensión dramática es tal que logra convertir la muerte de unas piezas inanimadas de puzzle en una de las escenas más intensas que podéis vivir. Logras conectar tanto con héroes como con villanos como con secundarios en una historia acerca del destino y la voluntad de cambiar. Utiliza la condición de los personajes como elementos de videojuegos nacidos con un propósito fijo y un final escrito en piedra como metáforas de la voluntad humana para crear nuestro propio futuro. Cada elemento está entretejido con los demás de forma cuidadosa y nunca nada aparece al azar. Incluso los chistes regresan cuando menos lo esperas en forma de elementos dramáticos. Es una historia que no tiene sentido si no es contada a través de los ojos de los habitantes de un videojuego.

Además, es una historia que no tiene sentido si no es contada a través de un webcómic.

Es momento de hablar del aspecto técnico del webcómic. Kid Radd nació en el año 2002 y por entonces Internet era bastante diferente. Una sola página de 8-bit theater podía tardar más de un minuto en cargar. Dan Miller iba a decirle que no a eso. Él iba a aprovechar todas las posibilidades que le daba un navegador para evitar eso. En lugar de dibujar cada tira, maqueta gifs reutilizables reduciendo el tamaño de cada página de forma considerable y dejando que el navegador descargue el dibujo de cada personaje sólo una vez. Incluso el texto está escrito en HTML. Haced la prueba, podéis copiarlo y pegarlo con el ratón como si nada. Aunque estos trucos dejarían de ser útiles cuando el webcómic madurara y empleara animaciones más complejas.

Y es que el autor no se paró ahí. Utilizó cada truco que encontraba al alcance de su mano para maquetar las páginas de tal forma que se leyeran como un videojuego y para sincronizar los gifs animados para que los lectores nunca los encuentren a medias. Creo una experiencia que unía de forma natural tres medios artísticos y en el proceso hizo una historia que no puede ser entendida si no es como un webcómic. Cuando Michael Ende escribió La Historia Interminable elaboró una historia que irradia amor por los libros, sobre libros y que no puede ser expresada fuera de un libro. Empujó los límites de lo que es una obra literaria con sus decisiones narrativas y estéticas, las cuales se entrelazaban entre ellas, y dijo “Esto es un libro. Esto es lo que los hace especiales.” Kid Radd es nuestra Historia Interminable particular. Es quien nos dijo de qué era capaz un webcómic, qué tiene de especial, qué tiene que decirnos, por qué merece un nombre propio. Plantó su bandera en una terra incognita que nadie se atrevía a explorar y que todavía está por descubrir. Llegó hasta donde estaba la barrera de los webcómics para señalarnos que no había tal barrera.

Busques una historia emocionante, una trama profunda y desarrollada o una obra innovadora y vanguardista, en Kid Radd encontrarás un gran webcómic. Posiblemente el mejor webcómic que hay hasta el momento. Desgraciadamente, la web original no existe y el avance de los navegadores hizo ilegible el cómic. Afortunadamente, una serie de fans leales han subido copias del webcómic y le han hecho correcciones para que siga disponible esperando a nuevos lectores:

A pesar de que el webcómic es una referencia completa a los videojuegos y hace homenajes con frecuencia, no es necesario un conocimiento enciclopédico. Los guiños saben mantenerse apartados sin estorbar la claridad y con haber cogido un mando de forma ocasional en los últimos treinta años deberías sentirte como en casa. Si no te gustan los videojuegos es posible que no le veas la gracia, en cambio.

Pero por favor, dadle una oportunidad. Incluso si no llama la atención o si no os gusta, dádsela para ver por qué son importantes los webcómics.

Keep it rad.