Ah, Girls With Slingshots. Diez años. Dos mil tiras. Una de las primeras personas que vivió económicamente de su webcómic. Es un webcómic del que no se puede hablar poco aunque se quiera. Y me hacéis revisar su archivo, panda de cabrones.
Cuando se habla de GWS ante todo se habla de evolución. Danielle comenzó su obra en la universidad y la acabó como autora reconocida de cómics. La tira es una muestra constante de su desarrollo escribiendo y dibujando viñetas, y como todo buen webcómic, ese viaje empieza con una persona que no sabe muy bien lo que hace. En las primeras páginas usa un extraño estilo semi-realista que hace parecer deformes a los personajes la mitad de las veces. Incluso si no tuvieran errores de anatomía, en cada viñeta tienen un esqueleto diferente. Y por supuesto tiene el problema elemental de un principiante que usa papel A4: no le caben los dibujos en las viñetas.
En cuento a la vis cómica, al principio los chistes son bastante básicos cuando no están hechos con molde directamente. Así por ejemplo hay chistes como que todos los homosexuales son unas reinonas, que las corbatas son para lesbianas o que a las dos protas les gusta un chico guapo (que ya roza el límite de lo que es un chiste y lo que es una oración):
Incluso llega a ser digno de ser llamado broma que dos personas se mojen con un grifo.
Por suerte, tras unos cuantos meses de experiencia escribiendo, el sentido del humor levanta cabeza. No siempre es desternillante, pero en el peor de los casos resulta alegre. Un gran paso tras los chistes prefabricados que aparecían en las primeras decenas de tiras.
También mejora el dibujo a medida que gasta tinta y apila los folios usados. Tras unas doscientas tiras, Danielle encuentra su propio estilo con dibujos caricaturizados al tiempo que mejora su composición y el dibujo del entorno. Los personajes dejan de estar encajados en jaulitas obligados a olerse el aliento unos a otros en el poco hueco que dejan los bocadillos.
Cuando aprende a hacer perspectivas y elegir ángulos, el ambiente mejora mucho. Los personajes ya no tienen que caminar de rodillas junto a un mostrador para que encaje la cámara. Incluso es capaz de dibujar fachadas de mansiones e interiores de supermercados. Lo que hace aprender a dibujar. Y eso no es todo, a medida que coge carrera y debe meter contrapuntos más dramáticos, la narración visual reluce que da gusto.
Vale, GWS empieza regulero y luego mejora. ¿Pero eso no es suficiente para querer leerlo? ¿De qué va el cómic? ¿Qué trama tiene? Es una pregunta interesante. Por una parte va empaquetado en una premisa de tira cómica como las de periódico. Un día, de tres a cuatro viñetas, un chiste, ninguna historia. Sin embargo no creo que eso sea verdad. No tiene ni arcos, ni un objetivo final, ni motivaciones compartidas entre los personajes. No tiene las cosas que fabrican una trama. Pero es un slice of life puro y duro. Va sobre los episodios diarios de su reparto creciente. Y ante todo va de sus relaciones personales. De como empiezan los noviazgos, de como acaban. De los romances buenos y de los romances malos. De qué ocurre antes, durante y después. No es un cómic romántico ni de lejos, no. No es un cómic de amor, es un cómic sobre amor.
Aunque decir que es un cómic de vida cotidiana seguiría siendo una mentira. Los personajes viven en un mundo de realismo mágico con cactus irlandeses que hablan y tienen hijos con helechos (provocando embolias a biólogos), fantasmas, gatos fantasma, detectives de misterios de amor licenciados, gatos de gelatina, poltergeists o enfermedades propias de dibujos animados. Incluso la STD más peligrosa que pueden padecer es temblor en el pie. Es el tipo de chorradas absurdas y sin sentido que uno espera de un webcómic primerizo. Y es que es justo lo que es aunque uno acabe olvidándolo. Es un hecho que tiene un lado positivo, pues nos sirve de ejemplo de hasta dónde puede llegar un cómic que empieza así asá por un juntaviñetas cualquiera cuando le pone la dedicación necesaria y es capaz de encauzar la absurdez típica de los primeros proyectos para que no desentone. En este caso el resultado es un webcómic que vale la pena releer y que dio de comer a la autora. No está mal.
Otro de los temas fundamentales en GWS que no se puede ignorar es el sexo. Los noviazgos y rupturas son constantes. La gente adulta folla, se masturba, ansía hacer el amor, a los tortolitos no se les puede despegar ni con palanca, los que están en dique seco van quemadísimos. Así que, naturalmente, las bromas sexuales abundan y hay personajes vírgenes, personajes que follan cada día con una persona distinta, los hay románticos, los hay con el interés justo en practicar el sexo y los hay deseando mojar. Curiosamente, a pesar del inicio con homosexualidad estereotipada, la sexualidad del reparto se diversifica bastante y sin reducir la personalidad de dichos personajes a “esta es La Lesbiana” como quien dice “este es El Negro”.
Cuando Danielle se hace amiga de Erika Moen, aprende cómo practican el sexo las lesbianas y cómo toman precauciones para practicar sexo seguro (poniendo a la autora por encima de cualquier persona que produzca pornografía, a pesar de que en GWS no sale gente practicando el sexo). Introduce a una dominatriz con problemas para encontrar una pareja que comparta sus gustos y para que los demás entiendan qué es el BDSM (poniendo a la autora por encima de… de casi cualquier persona que diga cosas sobre BDSM, realmente). Aparecen asexuales. Aparecen relaciones polirrománticas estables. Aparece un cactus que le hace el ñici ñici a un helecho (que no viene a cuento, pero me sigue haciendo gracia). Y aparecen un 80% de heteros vainilla porque si no sería un estereotipo de tumblr.
Además el cómic nos trajo la imagen de Twilight Sparkle dominatrix, que es algo que atesoraré en mi corazón por los años que están por venir.
Por fantástico que me parezca GWS, debo mencionar un problema que deriva precisamente de su variado y extenso reparto. Hay demasiada gente. Demasiada en el sentido de que puede llevarle dos años rotar por todos los personajes. Demasiados en el sentido de que te olvidas de que algunos existen y no les reconoces cuando vuelven a salir. Es irónico cuando reaparece un personaje cuyo chiste recurrente es que nadie recuerda quién es y te quedas pensando lo mismo que los personajes. De forma más tangencial, Playing with fire, un cómic oficial de Adventure Time guionizado por Danielle, es de los peores cómics que he leído. Supongo que hay que alegrarse de que GWS no sea un fan-cómic.
Creo que con esto basta para empezar la ronda. Bastante adecuado para ser el primero, diría yo, un webcómic primerizo que sigue los pasos habituales de un principiante y termina con final feliz. Ya tendremos tiempo para hablar de mierdas con los siguientes.