Continuamos la serie de artículos con darkhan, el autor más votado por vosotros para que comente webcómics. Si es que todos llevamos un mamoncete dentro. De momento charlaré sobre Alianza Tecnológica, que es el que han pedido Ensis y pziko. No tengo claro si ambos esperan lo mismo de este artículo. Del otro ya hablaremos más tarde.
Lo primero es presentar el cómic para los que llegaron tarde. Se trata de la primera obra de darkhan, posiblemente la más representativa, uno de los títulos más clásicos y característicos de Subcultura y tiene el extraño honor de que una de las páginas de ASDFG es una de las suyas calcada por encima para ponerles pelo de Goku y Vegeta porque a Malputo le daban risa las caras. Sin embargo, al pasar al otro barrio tras ser borrado varias veces y finalmente de forma permanente, ha ido cayendo en el olvido. Si eres de los que ingresaron en la comunidad o el mundo de los webcómics tras el apogeo de Alianza Tecnológica, prepárate para disfrutar de un trozo de nuestra historia.
Una de las peculiaridades que hacen destacar a este webcómic es que fue reseteado y reempezado varias veces. No es un fenómeno extraño en los webcómics, pero tiene un record particular al llegar a cuatro versiones distintas. Hablaré de la tercera, que es la que más lejos llegó y resulta la más adecuada. Las tres primeras veces se trataba del mismo guión y la cuarta aunque cambiaba no llegó a las diez páginas antes de ser borrada.
El marco de la historia es peculiar: el mundo se organiza de forma política y social usando como objetos de adoración a los inventores clásicos y la tecnología, dando lugar a un entorno lleno de carbón, engranajes, vapor o arcos eléctricos en el que cada país ha evolucionado usando los inventos de un científico concreto. No deja de ser un steampunk de toda la vida, pero se trata de una ambientación bien asentada, con muchas posibilidades y abierta a varios géneros.
Ya que este análisis lo han pedido Ensis y un moderador de la comunidad y ya no se puede leer la obra original, qué menos que ser exhaustivos.
Ahora que sabemos qué es Alianza Tecnológica vamos a desgranarlo. Lo primero en lo que uno se fija es en el dibujo, claro. No es bueno. Siempre he tenido la impresión de que el autor se fija más en los elementos superficiales. Cuando le dijeron que no sabía dibujar se centró en aprender trucos y técnicas de Photoshop para colorear en lugar de aprender métodos de dibujo. Luego para mejorar invirtió trabajo en añadir detalles y brillos y sombras sobre una base deficiente. Cuando lo miras ves esfuerzo desaprovechado. Las consecuencias son partes del cuerpo que parece que han intentado ser dibujadas lo mejor posible pero separadas, con lo que jamás encajan entre ellas y los cuerpos quedan retorcidos y poco naturales. En su obra más reciente se puede ver que los personajes están llenos de sombras de Miller pero que en los objetos rara vez hay sombras salvo casos límite, están puestas al tuntún, en las caras dibuja los dientes de forma individual pero la ropa es tan simple, tiesa y encaja de forma tan rara sobre los cuerpos que parece ropa de un muñeco de Playmobil:
Pues Alianza Tecnológica es eso pero peor.
Extremidades que se doblan por donde quieren, que se mueven a donde les da la gana, cuerpos bulbosos; sangre, lágrimas y saliva con la consistencia de la silicona o venas como tuberías son lo que encuentras en el webcómic. Es como los muñecos de trapo cuando en los videojuegos una persona choca con algo y le salen disparados los brazos y piernas sacudiéndose. Da el efecto de que los personajes de Alianza son sacos de legumbres pegados entre ellos. Como decía, esa falta de armonía creo que es por ver las partes en lugar del todo e intentar hacerlas por separado, y en mi opinión es una actitud que se arrastra más allá del dibujo.
Y de todos modos, por malo que sea el dibujo, pienso que no es el problema más grave del cómic. Ya hemos hablado bastante de él, así que pasemos al guión.
Debido al trasfondo científico de la premisa, el autor presumía de que se había documentado mucho durante meses para hacer bien la ciencia-ficción y que tuviera lógica y sentido. Veamos los resultados de dicho trabajo.
Caso 1: La mochila antigravitatoria. En un momento dado un personaje se ata un globo así como de un metro de grande y empieza a volar escalando un rascacielos. No sé si habéis fijado en los globos aerostáticos o los zeppelines, pero hace falta mucho gas para levantar una persona. Pero mucho. En los globos y dirigibles la parte que es cabina no es ni la décima parte comparada con la que es globo. Encima por cómo describen el invento debe de ser todo metal, para que sea ligero. Aunque la verdad este gazapo es perdonable con lo que viene detrás.
Caso 2: Huesos de diamante. Uno de los medio villanos de la historia relata que para entrar en el ejército se dedicó a provocarse microfracturas en los huesos desde los doce años para hacerlos tan duros como el metal y dar hostias como panes. Primer problema: partirse los huesos de forma constante y por todos lados provoca dolores crónicos, malformaciones y pérdida de movilidad en las articulaciones. Las manos le habrían quedado tan inutilizadas que no sería capaz de sujetar nada ni de cerrarlas. Esas deformaciones al menos explicarían el dibujo.
Además hay que tener en cuenta que cuando naces sólo una parte del hueso es materia ósea en sí y el resto es cartílago. El cartílago es capaz de crecer y el hueso se va calcificando poco a poco, hasta que lo alcanza normalmente al llegar a la fase adulta y los huesos ya no pueden seguir creciendo. Si ya se habría deformado su cuerpo por las fracturas en sí, joderse el crecimiento calcificando antes de tiempo no lo mejora. No me extrañaría que hubiese acabado con forma de simio de metro y medio.
No hay que olvidar que esto es una enfermedad real llamada osteopetrosis que en el mejor de los casos sólo te jode la vida para siempre. Si no, te deja ciego o te mata.
Encima hay que dividir los materiales en dos tipos: metales y no-metales. Están los elementos de transición, pero para lo que nos importa los vamos a dejar al lado. Lo importante es que ser duro no significa lo mismo para lo que es metal que para lo que no lo es. Cuanto más dura es una cosa no-metálica, más quebradiza y frágil es. Si se cae una piedra, porcelana o un ladrillo al suelo, lo normal es que se rompan, y cuanto más duros son en trozos más numerosos y más pequeñitos. Si este hombre diese un puñetazo con su super-puño, se lo partiría en pedazos de forma irreparable. Para más inri hace esto para entrar en un ejército aéreo, donde es muy útil eso de dar puñetazos y patadas.
Si Alianza Tecnológica suspende en física, no se queda atrás en medicina.
Caso 3: El hombre inamovible. Seguimos con nuestro amigo El Huesos. Durante su aventura militar, tuvo que defender su base aérea flotante de un ataque directo de un avión enemigo que disparó una lanza de penetración del tamaño de un señor para derribarla. A falta de nada más con lo que proteger el objetivo, usó la cara aprovechando que también se microfracturó el cráneo para hacerse un casco que en la vida real se habría abierto como un huevo. La lanza acierta en todo el ojo dejándole tuerto y aquí tenemos que suponer que; uno, a pesar de que es un misil disparado por un avión no logra romper los huesos; dos, el buen hombre tiene los muslos y los riñones muy bien ejercitados y logra frenar la lanza en lugar de ser tirado a un lado o ser arrastrado contra el objetivo con la misma fuerza con la que venía la lanza; tres, a pesar de todo esto se queda en el ojo y no perfora hasta algo más vital como el cerebro. A pesar de todo esto, también tenemos que ignorar las leyes de Newton. La cuestión es que el cerebro “baila” ligeramente en el cráneo. Cuando la cabeza recibe un golpe, por la inercia y las fuerzas de reacción choca contra las paredes. Por eso los boxeadores suelen acabar mal, no pueden competir durante demasiados años y a veces mueren de forma espontánea en el cuadrilátero al recibir un puñetazo más de los que podía aguantar su cerebro. La fuerza cinética de la lanza le habría destrozado el cerebro con semejante golpe y siendo optimistas le habría dejado en estado vegetativo.
Caso 4: Metal amortiguador. Y no, no son muelles ni un sistema de aire como el de una suspensión. Un hombre con más fuerza de la normal se pone engranajes, tuercas y cacharrería de metal en los nudillos para evitar matar por accidente al dar un puñetazo. Primero, el metal no absorbe energía cinética como un cojín. Segundo, añadir peso hace que golpees con más fuerza. Si dos cuerpos van a la misma velocidad pero el segundo tiene el doble de masa, porta el doble de fuerza. Se llama inercia. Y lo que está usando aquí el increíble Hulk se llama puño americano. Es la razón por la que se meten pesos en los guantes de boxeo para hacer trampa. Es por lo que se ponen cosas pesados en los mazos y martillos. Es tan obvio que duele.
Caso 5: Mazinguer Z. Un manco decide convertir su desventaja en un arma al grito de “¡puños fuera!”. Su mejor idea es enroscarse un yunque al muñón que sale disparado como un cañón. Hablando de cañones, seguro que habéis visto cómo los cañones clásicos de los barcos salen peligrosamente escopetados hacia atrás al disparar una bola de plomo o que los tanques tienen sacudidas importantes al disparar un misil. Son las mismas leyes fundamentales de Newton que mencionaba antes: la ley de acción y reacción. ¿Sabes con qué fuerza empuja hacia atrás al tirador un yunque volador que te parte las costillas? Con la misma con la que te parte las costillas. El manco de Lepanto este con el brazo estirado a lo Megaman se habría partido el brazo por ocho sitios distintos y le habrían salido codos extra. La inercia es con diferencia el peor enemigo de este webcómic.
Caso 6: Relámpagos teledirigidos. Sólo hay una cosa que necesitas saber sobre los arcos eléctricos: que siguen el camino de menor resistencia entre dos puntos. Si pones un pararrayos conectado a tierra los relámpagos darán en el en lugar de las zonas cercanas porque el metal conduce la electricidad y es el camino que menos resistencia ofrece en total. Son, digamos, bastante predecibles y fáciles de entender. Sin embargo los expertos en electricidad de Alianza Tecnológica parecen insistir en que son bastante salvajes e impredecibles y que hay que aprender a guiarlos a que den donde tú quieres con la fuerza de la voluntad y mucho esfuerzo. Así pues, el protagonista tiene problemas para, en un espacio aéreo vacío, acertar a un avión. Hecho de metal. En serio. Lo comprendería si el problema es que los rayos van atraídos a la cabina del dirigible en el que está, pero lo que le frustra es que los rayos pasan a un palmo del avión sin llegar a darle. De verdad.
Luego no es de extrañar que uno de los ataques especiales consista en hacer caminar un rayo por cemento.
Caso 7: El hombre de un gritón de dólares. Uno de los protagonistas nace con fuerza sobrehumana y es capaz de romper brazos y piedras sin querer. Muy científico no es, pero es el tipo de cosas que aceptas bajo la idea de Suspensión Involuntaria de la Credibilidad. La cuestión es que luego le ofrecen llenarle el cuerpo de tuberías con vapor como quien hace una instalación de calefacción central en un apartamento e injertarle unas válvulas para que tenga la fuerza normal para un chico de su edad.
Al parecer, Da Vinci le dio vueltas a la idea de que en el futuro fabricasen hombres mecánicos, así que fabricó unos tubos con unos grifos en un extremo llenos de vapor a presión que al pegarlos en algo hace que sea más suave. Yo de verdad que no entiendo cómo pretende que funcione esto y sospecho que el autor no sabe mucho de mecánica. Sin embargo tengo que admitir que si me clavasen un tubo con vapor caliente en el hígado yo también me sentiría más débil de lo normal.
Un punto a favor del autor es que es consciente de que el vapor está lógicamente más caliente que el agua hirviendo, así que le ponen un engranaje de un palmo que no está enchufado a nada que si se suelta o se rompe se le empieza a acumular el calor y se muere. Que yo como disipador lo veo un poco cutre, pero si un grifo disipa la fuerza muscular, ¿por qué no? Luego le da una serie de explicaciones. Al parecer si abre una de las tres válvulas que le ponen recupera un rato su fuerza normal, pero se gastan para siempre. Pero si se le hace una fuga en los tubos le da el mismo efecto y puede repararlo. Por suerte el protagonista no es consciente de ese pequeño agujero en el diseño del invento, que si no jodería todas las escenas dramáticas. Menos mal, así sólo parece tonto.
Caso 8: El telescopio que dobla esquinas. Para vigilar una ciudad montan unas superlentes en el ático de un rascacielos. Quiero enseñaros dos cosas.
Los conos son el ángulo de visión. Lo que está debajo se llama ángulo ciego. Cuanto más alto el edificio, más área cubre el ángulo ciego.
Esto es una manada de edificios pirenaicos comunes en su hábitat natural. Si no podéis ver la ciudad tras ellos es porque su pelaje tiene una cualidad fascinante: es opaco. El observatorio este es el sistema de seguridad más caro y más gilipollas del mundo.
Caso 9: Sale Magneto. Sigh.
Estos son los frutos de meses de investigación para escribir una historia basándose en la ciencia y rendir homenaje y respeto a los prohombres que nos han traído a la época que vivimos. Y ni siquiera se trata de cosas complejas, casi todas o son de física de instituto o de sentido común. La parte de documentación me temo que se limita a los científicos en los que se inspira, pero la única información que recaba son sus nombres, que Tesla y Edison estaban enemistados y que a este último le gustaban las bombillas. Si no fuera porque los países se llaman El País de Inserte Apellido la verdad es que nunca veríamos hablar de ciencia ni científicos reales en el cómic. Si hasta se empeña en usar los teslas para medir corrientes eléctricas aunque sea una unidad para medir campos electromagnéticos. No entiendo por qué no se dejó de tonterías y se limitó a llamarles tecnomagos en plan videojuego de rol japonés y responder que lo hizo todo un mago.
Otro punto que salta a la vista cuando empiezas a leer el cómic es la forma de hablar de los personajes. Hablan bastante raro, y lo hacen de forma variada. Por un lado están las frases extrañas y expresiones artificiales y mal estructuradas.
“No sé cuanto aguantará esta moto en verdad” dice uno de los protagonistas preocupado por la moto endeble que ha construido. ”Al parecer tenemos provisiones así que no pasará nada” le responde el otro. ¡Menos mal que tienen comida! Así podrán poner un donut cuando se pinche la rueda.
“¿Qué pasó para que los piratas no te pagaran el zeppelin?” le inquieren a la nueva incorporación al reparto quien responde ”Me pidieron un zeppelin que resistiera buenos golpes y cuando terminé decidieron no pagarme.” ¡No te pagaron porque no te pagaron! ¡Ahora lo entiendo!
”Esos piratas son extremadamente peligrosos a pesar de que sólo son cinco” le explica a los dos héroes. Ya sabéis, si os paran tres chorizos por la calle vosotros tranquilos, que son inofensivos. Hasta que no sean ocho o diez no corráis.
”Me esta desgastando, tengo que hacer algo.” se queja uno de los hombres mientras le dan una paliza en una de las peleas. El pobre se desgasta como los zapatos.
“Te dejo que ataques primero porque no pienso que un monstruo ande suelto por mi país.” “Quiero matarte, así que te doy ventaja.”
“Era muy irregular ver a una persona ensangrentada cerca de mi casa.” En qué clase de ciudad vivirán que hace falta aclarar que en su casa no solía caerse gente muerta o que acababa de matar a alguien. Igual los protagonistas no se enzarzan en combates por ser un híbrido de policía y soldado, va a ser que allí lo normal es matarse a hostias.
Aunque sin duda lo que más recordará la gente son los ataques. Alianza Tecnológica es en espíritu un shonen de peleas. Tanto, que hasta tiene un protagonista glotón. Y por supuesto, gritan los ataques en alto. Independientemente de que me agrade o no el recurso, cuando gritan algo como Ariete Eléctrico o Puñetazo de los Tres Engranajes o Sentencia Da Vinci es bastante aceptable. No te rompe. Sin embargo la mayoría de las veces exclaman Impacto de Rodilla, Doble Lanzamiento y Cuádruple Lanzamiento para tirarle dos y cuatro destornilladores respectivamente a alguien a la cabeza, Boxeo Directo Máximo, Golpe Vengativo, Gancho del Furor o mi favorito Puñalada Trapera antes de atacar a alguien por la espalda. Lo único que consigue con ello son escenas ridículas y una comedia involuntaria. No quiero ser cruel, pero cuando alguien grita Canción de Cuna y responden “ay, que me duermo” me da la risa. Quizás Alianza Tecnológica era una gran parodia que nadie entendió. Es una posibilidad. Algunas decisiones serían más fáciles de entender así.
Antes de pasar a lo que es en sí la trama quiero señalar un último aspecto, los papeles de las mujeres. Si las enumeramos tenemos a una policía novata que en cada viñeta pone una postura de guarra de revista porno diferente y habla como pidiendo que la pongan a comer pollas, a la protagonista en minifalda rosa a la que se le ven las bragas todo el rato, una oficial en minifalda que sólo está para no hacer nada mientras atacan su base, a la novia de un malo que se pasea en bragas y sujetador mientras enseña la colección de juguetes sexuales de su novio o la tipa a la que le soban que el culo. Igual luego esta hacía algo, pero como la historia se cortó su único papel es enfadarse. También está la madre anciana con la que tiene el detalle de no tratarla como a una fulana y una chica que sí se salva de la quema, pero si no os importa prefiero hablar de ella mientras analizo el argumento.
En general las mujeres están para sacudir las tetitas, en muchas ocasiones están dibujadas calcando poses de películas porno, y encima el autor defiende que no es sexista porque son fuertes y se pegan entre ellas. Horrible todo. Al menos la protagonista es capaz de hablar por sí misma, por no hacerlo mal del todo.
Y ahora sí, hablemos de la historia del webcómic nominado a mejor guión de Subcultura en su día. Venga, que el final está cerca.
El cómic abre con en medio de un enfrentamiento entre uno de los altos cargos policiales y un hombre que porta un arma ilegal. No sabemos cómo se topan el uno con el otro, pero al parecer los policías de mayor rango hacen patrulla a pie como los rasos y el otro va con la pistola al aire en lugar de esconderla.
El sospechoso se refugia en una chabola en medio del descampado más grande y más desierto que hay porque lo mejor cuando se te ha reventado una máquina y estás a media hora de morir escaldado (esto lo sabremos luego) es tener que recorrerte una ciudad entera dos veces para recuperar la pieza que falta. De mientras, Thomas, el policia-soldado, recibe una orden de su superior con una boina eléctrica de ir a hablar con El Líder. Pero en mitad del camino se le aparece porque sí un tío que le da un rodillazo al grito de ¡Impacto de rodilla! y le duerme mientras dice que volverá a pelear con él. Más que nada para que cuando reaparezca de la nada al final del cómic no parezca que se lo ha inventado en el último momento.
El cuartel envía a la poli putilla que expliqué antes a despertar a Thomas de un tortazo y reaparece James, el tipo de la pistola, por vengarse por haberle rotos unos engranajes en la primera pelea. Y la poli se queda mirando en vez de, yo que sé, trabajar. El cuerpo de policía te hace pasar una serie de pruebas y un entrenamiento antes de aceptarte para quitarse a la gentuza así de en medio. O igual es todo una alegoría de que ha medrado en la vida comiendo churras. Al menos no se quita los pantalones en medio de la calle y empieza a hacerse un dedo.
Como el combate se alarga aparece El Líder colgando de una fachada porque en Alianza Tecnológica los presidentes de los países no tienen nada mejor que hacer que pasear por la calle para encontrarse con los protagonistas. Se lleva a los dos muchachos al despacho y les descubre el mayor y más peligroso secreto.
La cuestión es que la sociedad en Alianza Tecnológica se divide en países fundados cada uno por un inventor como Tesla, Da Vinci, Edison, Graham Bell o los hermanos Wright. Dichos países se odian entre ellos y se niegan a usar tecnología similar a la de otros, haciendo que cada país tenga una personalidad diferente y que sean bastante xenófobos entre ellos. Tanto es así que se considera un pecado castigado con la muerte fusionar las técnicas de dos países distintos y formaron un acuerdo de no hermanarse unos con otros. Irónicamente están todos en guerra aunque digan que montaron esa ley para no combatir entre ellos. Pues resulta que unos cuantos países han dicho que mierda pa’ti y se han aliado en secreto para conquistar al resto. Afortunadamente los otros se han enterado y han decidido formar su propia alianza. Aquí es donde entra James, que es el representante de Da Vinci y Thomas, el de Tesla, que tienen que reunirse con otros dos miembros de otros dos países para dar jaque a la alianza antes de que ataque.
El bueno de Thomas tras enterarse del pollo les explica que antes le atacó un tipo raro con un impacto de rodilla, y el guardaespaldas de El Líder le dice “veo que tienes cara de no saber lo que es un libero a pesar de que has pasado toda tu vida en este planeta, eres hijo de un militar y un alto cargo cuyo trabajo consiste en la defensa nacional, así que te lo voy a explicar”. Y eso que ha dicho que sabe lo que son. La cuestión es que la gente cuando inventa algo nuevo así muy novedoso se marcha del país y se va de interraíl por ahí haciendo fans. Cuando ya tiene muchos elige un país que le guste, le parte la cara a El Líder y se convierte en el nuevo presidente. Para ser científicos les gusta poco la democracia. Parece más un contubernio ingenieril.
James se enfada un poco porque encima de que no le gusta Thomas, resulta que no es el oficial de mayor rango de todos. Resulta que El Líder le ha elegido además de por ser muy competente y confiar en él, porque tiene asuntos que resolver con su pasado en uno de los países a los que van a viajar. Di que sí, aprovecha una posible guerra mundial para que el tío ese arregle sus traumas infantiles en una misión secreta. Seguro que sale bien.
La extraña pareja coge una moto que explota bajo sus gónadas sin que les salgan ni moratones y llegan a su primera parada, Ciudad Zeppelin. Aquí reaparecen los extraños intentos de comedia tras lo de la poli de película porno. Alianza Tecnológica realiza una fusión poco común, por un lado coge el espíritu de los mangas de peleas adolescentes de Naruto o Dragon Ball pero intentando hacer un cómic europeo y con un dibujo realista (logre parecerse a personas y objetos reales o no) alejándose de la caricatura. Aunque viable, muchas veces une recursos e ideas que no encajan ni de broma. De repente les salen gotas de sudor gigantes o espirales en los ojos, que les quedan tan bien como a un retrato de Velazquez. O hacen chistes medio absurdos en mitad de cosas serias de guerras mundiales y gente con depresiones de caballo.
En este caso lo que ocurre es que nada más entrar en la ciudad un policía local decide arrestarlos porque como vimos en la primera página es lo normal por estos lares. Sacan un poco de músculos así sin pegarle ni nada y empieza a llorar llamando a la policía. Sale corriendo y aparece de golpe en lo alto de una azotea, aparece un compañero engorilado con brazos hacia arriba como los gorilas uh, uh, uh, y babeando como un gorila y entonces el cobarde reaparece de golpe abajo. Entiendo que quiere meter un poco de comedia para que no sea todo guantazos, guantazos, flashbacks y más guantazos, pero es todo tan de dibujo animado pero con personas con aspecto de persona real a las que les salen gotas de sudor del tamaño de puños, diciendo todo con caras serias y normales… Queda extraño, y encima el autor no tiene vis cómica. Te quedas mirando flipadísimo preguntándote si de verdad has visto lo que has visto. Cada vez que sale un momento de estos de intentar hacer humor de manga te preguntas si va de broma. En el otro sentido de broma.
Tras esto llegan al apartamento en el que vive la ingeniera con la que deben reunirse para que les entregue su medio de transporte durante esta aventura. Antes de tocar a la puerta oyen gritos de auxilio, tiran la puerta abajo y se topan con una de las páginas que menos entiendo.
Primer punto: nunca dicen por qué está atada. Sucede espontáneamente, la sueltan y ya. Es una escena que sólo existe para que se le vean las bragas.
Segundo punto: está “atada”. Tiene un lazo en la rodilla. Puf, ¿quién no se ha visto aterrorizado al acabar inmovilizado por un traicionero lazo rodillero que sale de la nada?
Tercer punto: los tíos. Los dos soldados. Los dos soldados importantes. Me los imagino concediendo una entrevista tras salvar el mundo. “¿Y a usted qué es lo que más le gusta de su trabajo?” “Puf, ¿lo que más? A mí lo que más me gusta de este trabajo es encontrarme chavalitas atadas listas para regalo. Me pone palote.” Que a alguien le guste el bondage es sanísimo y maravilloso. Pero cuando hay consentimiento explícito de por medio o es ficción. Cuando tu primera reacción al ver a una mujer real atada es quedarte agilipollado mirándole las bragas eres un mierdas.
Alianza Tecnológica, ese webcómic feminista.
Miranda, que así se llama ingeniera aeronaútica, les explica que tienen que cruzar el Atlántico desde Europa hasta América del Norte, pero que es peligroso porque el océano entero es zona de guerra entre Zeppelin y Wright. Guerra aérea. Es curioso porque no se ha librado ninguna guerra en medio del océano, lo normal es hacerlo cerca de la costa. Primero por la ausencia absoluta de recursos en alta mar. Tendrían que estar portando de forma constante y gastar la mitad de los vehículos y el combustible en llevar comida, armas y el susodicho combustible a la gente que está peleando, o reponer sin parar los aviones, dirigibles y hombres perdidos, porque si caen en combate jamás podrán rescatarles. Además los aviones de combate no están preparados para vuelos de alta distancia, razón por la que existen los portaaviones. Sin embargo a ninguno de los dos países se le ocurre dejar que se acerquen a la frontera donde tienen recursos y seguridad y pueden emplear tácticas de defensa y asedio. Para ser científicos son unos estrategas muy tristes. Por otro lado, entre lo de los liberos, la xenofobia y esto diría que esas leyes mundiales para preservar la paz mundial son un poco una puta mierda y que ya se las estaban pasando por el forro de los cojones.
Tras ello les cuenta que de todos modos a menos que crucen el charco braceando lo tienen crudo, pues como destripé previamente una banda local de piratas no le pagó el último dirigible que fabricó porque decidieron no pagarle y les cuenta la vida y milagros de los componentes. Está chico número uno que se unió porque le gusta matar a gente, chico número dos porque le gusta matar gente, la chica porque le gusta mentir y robar, el jefe al que le gusta robar y matar gente y el quinto del que no sabe nada porque total está para rellenar.
Los chicos se enfurecen ante la noticia de que existan los capullos estos y deciden vengar el honor de la dama a la que le estaban mirando las braguitas, por lo que al día siguiente van los tres a la guarida pirata a recuperar la nave. Miranda asciende lentamente hasta la azotea con ayuda de su mochila antigravitatoria, aunque lo hace por delante de la única hilera de ventanas que tiene el edificio por lo que la descubren a medio camino y la capturan. Los dos héroes se resignan y entran.
Resulta que el vestíbulo de la torre lo usan de salón y se topan con los dos primeros piratas. Así empieza una pelea a muerte a cuatro bandas hasta que el chico que tira destornilladores como si fueran shurikens huye al interior. Thomas deja a James partiéndose la cara con Mister Huesos de Diamante y llega una de las escenas más infames del cómic. Thomas entra en un cuarto casi sin muebles y rastrea la habitación en busca del truhán, quien está agarrado al techo con la fuerza de succión de sus palmas. En un momento fatídico, Thomas le da la espalda poniéndose a tiro y en un momento todavía más fatídico su enemigo grita “¡Puñalada Trapera!” desvelando su posición y permitiendo a Thomas noquearle.
Acto seguido tras las peleas, intentos de asesinato y manchas de sangre lo que viene es una imagen de Thomas abrazando a su maza eléctrica mientras les rodea un corazón rosa enorme, le sale otro de la boca y a la maza le cae una gota de sudor enorme. O igual es saliva de Thomas. Es otro de tantos chistes fuera de lugar y de tono repartidos por las páginas.
James sigue ocupado con Huesos de Diamante, a quien posiblemente ya habría vencido si no le hubiera pedido ocho veces que le diga por qué es un delincuente si antes era soldado de Ciudad Zeppelin. Huesos, tras siete respectivas amenazas de muerte se rinde, para y con lagrimones como puños le dice que le contará la historia de su vida pero que luego le mata.
Su pasado es lo que conté más arriba de que se partía los huesos para hacerlos más duros (a pesar de que en la vida real ocurre justo lo contrario) y salva su base parando un misil con la cara perdiendo sólo el ojo. Ay. Tras salvar el andamio con globos que flotaba en el mar que era su base, sus superiores le recompensan dándole un puesto de comisario jefe (a partir de aquí ya es oficial que en Alianza Tecnológica el cuerpo de policía y el ejército son lo mismo, más o menos como la guardia civil) en tierra firme. Al tuerto le parece mal porque allí no puede derribar aviones y matar soldados enemigos, y acaba viviendo en la calle y alcohólico perdido, donde le recoge el jefe de los piratas para enrolarle a cambio de prometerle matar a muchos soldados de Wright. El guión intenta vendernos como sea que el aparente villano es en realidad un héroe y una buena persona, pero lo único que le interesa es matar a cuantos más wrightenses mejor. Putos wrightenses de mierda. Fijo que la mitad son negros. O mujeres. Qué asco me dan.
James intenta hacerle entrar en razón diciéndole que si le mandaban a tierra firme era para que quedase alguien que cogiera las riendas de la nación en el caso de que los líderes murieran durante la guerra. Huesos deja de llorar de golpe, responde que “¡Es verdad pero es tarde y ahora te mato!” e intenta cortarle en dos. Pero en vez de cortarle una aorta o dos le corta un tubo de vapor o dos y se queda flipado.
Entre tanto las cosas no van bien para Miranda. La novia de Martillo, el jefe de los piratas, la tiene atada al poste de follar en su habitación llena de juguetes de follar, porque para eso están las novias, ¿verdad? Guiño, guiño. Codazo, codazo. La novia de Martillo sube a por unos látigos de sado-maso mientras espera a que llegue su novio para discutir cómo violar a Miranda. Que tras el incidente de la ropa interior y las ataduras de antes te deja con la duda de hasta qué punto la escena es dramática. Por suerte aparece Thomas, Novia de Martillo baja con los látigos y le flagela un rato, pero logra desatar a Miranda y se encarga de partirle la cara a Novia de Martillo.
En otro lado del edificio, James aprovecha que le han jodido la máquina de vapor que tiene instalada en el cuerpo para liberar toda su fuerza, moverse tan rápido que parpadea como en Dragon Ball y derrotar de dos guantazos a Huesos, a quien deja con vida para ser el héroe y para que le de herramientas con las que arreglar el desaguisado que tiene con la fuga de vapor.
Tras reducir a la mitad de la banda, Thomas y Miranda llegan a la azotea donde les espera Martillo, el jefe pirata que en vez de garfio se puso un yunque con forma de martillo y lleva un ridículo gorro estereotípico de capitán pirata. Viendo que se le ha colado gente descubre que Thomas es un oficial de Tesla y procede a explicar su turbulento pasado antes de matarles con sus manos. Porque aquí si no tienes un pasado traumático y un flashback no eres nadie.
Resulta que cuando empezó con la piratería tenía una banda diferente con la que recorría pueblos, los bombardeaba y luego ya saqueaban todo. Pero, palabras de Martillo, no mataban a nadie. Que dios me libre de dudar de la palabra de un honrado ladrón, que no digo que mienta al decir que no le ha pegado un tiro en la nuca a algún pueblerino, pero igual unas cuantas personas si han matado tirándoles bombas encima en plan avión alemán. Un mal día les esperaba un oficial de Tesla que no iba a consentirles que tocasen los cojones en su barrio, por lo que plagió a Magneto y se cargó a los piratas con sus propias armas a base de telekinesis científica. Sólo se libró Martillo perdiendo una mano. Por suerte los del pueblo le hicieron un torniquete y le devolvieron a su nave para que pudiera jurar venganza eterna a los oficiales de Tesla. Porque joder, vale que les explotaba las casas y robaba lo que quedaba en pie, pero no les mataba. Una estatua se merecía.
Comienza un nuevo combate pero no va bien para Thomas. Por suerte para ayudarle llega James que a estas alturas de la película se ha olvidado de que cada dos páginas le desea lo peor y que se pierda de una puta vez. Lo malo es que cae en el primer golpe cuando Martillo le dispara el yunque sin romperse los huesos de los brazos. Pero bueh, el de antes paró un misil con la cara. Clavo, para demostrar que es útil, le tira un martillo especial que son varios pitorros unidos en plan logo de Wacom.
Thomas se levanta dispuesto a cambiar las tornas a la pelea, pero Clavo no ha terminado. Coge una bolsa de clavos y se la tira a su jefe. Así Martillo ejecuta el ataque combinado especial Lluvia de Clavos. Qué básicamente es usar su martillo especial aspersor de clavos para arrojarlos al que tenga delante a base de agitar el brazo arriba y abajo, así, zas, zas, como cuando te espantas una mosca, pero intentando batear la bolsa que por alguna razón se abre y tira los clavos. Cuesta mucho tomarse en serio estas cosas, y con todos los intentos torpes de humor que le salen mal de verdad te preguntas si no será que el cómic entero va de coña. Quizás sólo se trataba de una pobre parodia incomprendida. Y aquí se acaba toda la utilidad del quinto miembro de la banda a pesar de que anunciaba su aparición como algo grande al final del anterior capítulo. Ya os dije que estaba para hacer bulto y por eso pasaban de explicar nada. Por fortuna, Miranda sí es útil y en una de las voleas de clavos se pone frente a Thomas para hacer de escudo humano y los dos juntos logran derribar al villano.
Cuando parece que Martillo vuelve a por más leña, aparece su banda con cara de mala hostia y le detiene. Porque… porque, porque, porque porque. Por eso. No tienes más respuesta. Les han descrito a todos como a gente que sólo le interesa robar y/o asesinar, pero han cambiado de idea porque los tíos estos han entrado sin que nadie les llame y les han partido la cara. El único que habla es Huesos porque ese quería matar, sí, pero wrightenses, que son escoria y está bien. Además la banda se queja de que han robado a compatriotas, porque hostias, una cosa es robar a extranjeros de mierda, pero a los de aquí no, tío. Hacen las paces, les entregan el dirigible y James les dice que “¡Buena suerte, espero volver a veros!” a la panda de asesinos que hace un rato querían matarles o violarles. Para redondear el momento tierno, Miranda le confiesa a el dúo dinámico que “nunca tuve confianza en mí misma hasta que os conocí”. Ayer. Y en la torre habrán estado una hora como mucho porque salvo darse cuatro puñetazos y usar un martillo aspersor de clavos tampoco han hecho tantas cosas.
Mientras por fin parten al nuevo mundo para salvar a la gente de bien de El Eje y matan el rato pregúntandole a Thomas como es que se llama como Thomas Edison siendo de Tesla y habiendo matado Edison a Tesla (en la vida real se llevaban mal pero no tanto). Y como no tienen nada mejor que hacer y como ya dije hay pasados oscuros para todos, les cuenta a la chica a la que acaba de conocer y al tío con el que se quiere partir la cara su triste historia y su auténtica nacionalidad. Thomas es edisoneño. Lo bueno es que este capítulo de la historia es decente.
Thomas era hijo de una soldado con una prometedora carrera por delante que la dejó para cuidar de su familia y de un general del ejército de Edison que montó una casita rústica en medio del bosque porque no le gustaba que su familia se volviese pija. Cuando Thomas tenía quince años se encontró en la orilla del lago con forma de río a una joven medio muerta que según nos dice era bellísima y… sigh… el autor lo recalca dibujando un primer plano de sus pezones. La chica se despierta y le pide ayuda, pero que no le diga a nadie dónde está.
A partir de ahí Thomas se dedica a llevarle medicinas, vendas, comida y cuidar a Rosse mientras se recupera poco a poco. Al hacerse amigos le cuenta que perdió un objeto importante en el agua. Thomas se tira de cabeza, encuentra una maza eléctrica igualita a la que usa ahora que es adulto y se produce un zambombazo eléctrico al agarrarla. ¿La razón? ¿Que es un arma peligrosa y no debería tocarla un niño? No. Es porque es El Elegido. Sólo una persona entre un millón puede usarla porque sí. Ya es que ni se esfuerza en la parte de ciencia.
Rosse le confiesa que es oficial de Tesla y vino en misión de espionaje para averiguar si Edison planeaba atacar Tesla, pero que como ha visto que el líder no está ni sano se vuelve a su país para contar que está todo tranquilo y no hay razón para entrar en guerra. Thomas le pide que se quede un poco más y le cuente cosas de su país, porque es muy curioso pero jamás le han contado nada de fuera. Rosse se enrolla, comparte su cultura y le enseña a usar el arma y la electricidad. Lo de enseñar a un mocoso con las hormonas subidas cómo usar un arma no es que sea muy de buena persona, pero nadie es perfecto y parece que por allí eso de matarse es lo normal.
Sin embargo, cuando llega el adiós, el padre de Thomas encuentra a su hijo en el bosque con la espía que estaba buscando para ejecutarla. Hacen a un lado a Thomas para protegerle, se enzarzan en cruenta batalla y finalmente ella muere ante los ojos de Thomas. Hinchado por la rabia, coge el arma de Rosse, ataca a su padre hiriéndole de gravedad y huye del país para empezar una nueva vida en Tesla. De la madre ni se despide. Que la jodan, por mujer.
En este capítulo Rosse es un soplo de aire fresco, por fin sale un personaje femenino con personalidad y relevancia en la historia y que afecta al desarrollo de uno de los personajes. Lo malo es lo de presentarla enseñando los pezones y que en el momento de morir lo mejor que se le ocurre decir es ”Ojalá te hubiera conocido con más edad Thomas… me… gustabas…”. Después de hacer un personaje tirando a bien va y al matarla hace que la recordemos como una pederasta y una asaltacunas. Es como lo de David Carradine con la asfixia erótica o Raúl Juliá con Street Fighter. Además, joder, es una mujer, ¿cómo no se va a enamorar de un protagonista aunque sea un crío? Para eso están las chicas en las historias.
Salvando ese par de meadas fuera de tiesto el capítulo está bastante bien y hasta me gusta. Pero en cuanto acaba volvemos a la programación habitual. De nuevo en el presente conocemos a los miembros de El Eje que pretenden declararle la guerra a medio mundo. Tenemos a un pelirrojo que los lidera, a un señor al que le gusta ir disfrazado de avión (será un furry o un otherkin), al hermano avergonzado de este y a una señora con el superpoder de mover el pelo y hacer brillar los ojos que tiene las tetas medio fuera y le soban el culo. Lo único que hace aquí es decir “Grrrr, mira cómo me enfado, tengo mucha personalidad porque frunzo el ceño, grrr”. El plan de esta gente para conquistar el planeta es construir un Mazinger Z. Espero que al menos tengan pensando fabricar varios miles de ellos, porque el resto de la gente tiene aviones, bombas, ejércitos y cosas de esas y resulta jodido ganar varias guerras con sólo un guerrero. Una igual sí, pero varias…
Los héroes siguen su camino hacia América y tienen un encontronazo con un caza de Wright. Thomas aprende la técnica ninja del rayo teledirigido porque como expliqué en el apartado de ciencia aquí los pararrayos no valen una mierda y la electricidad esquiva los objetos metálicos. El dirigible queda tocado y se escacharra contra un reino anclado en la Edad Media con otra extraña escena de humor a lo Looney Toons. Al aterrizar lo hacen con tan mala suerte que caen encima del carruaje del rey porque en esta historia los líderes están para pasear con la calle para que los protagonistas se crucen con ellos.
Intentan detenerles por intento de regicidio, cosa que niegan y responden cortésmente partiéndole la cara al rey. De golpe y más rápido que el ojo aparece un señor que detiene a Miranda antes de que le roce usando tan sólo una mano y se sorprenden de lo rápido y fuerte que es. Que la verdad no sé de qué se alarman si la mitad de la gente tiene superpoderes.
El hombre en cuestión lleva monopatines y una caldera atada a la espalda que escupe fuego y explosiones para propulsarle a toda velocidad por las calles del reino. Y yo que creía que el martillo aspersor de clavos era ridículo. Por un lado carga con cuarenta kilos de metal a la espalda, por otro tiene la espalda pegada a una hoguera encendida, pegar a alguien yendo a ochenta por hora duele tanto como estrellarse contra una pared a ochenta por hora y lo de ir soltando fuego por la calle para patinar no suena muy seguro para el resto de viandantes.
El hombre caldera les reduce y meten en la cárcel a Thomas y James para participar en un torneo de liberos mientras que Miranda se la queda el príncipe para casarse con ella y supongo que hacerle guarrerías españolas.
Y tras terminar este capítulo llega el turno del flashback de James, porque si tienes nombre propio y no tienes un pasado oscuro no eres nadie. El pobre James es un muchacho de pueblo que vive con una anciana y tiene más fuerza que Hulk estreñido, por lo que la gente del pueblo siente una mezcla de miedo y odio por él. Cuando cumple los dieciocho le pregunta a su madre dónde está su padre, que lleva dieciocho años allí y todavía no le ha visto el pelo y ella le explica que se lo encontró tirado en la calle y lo adoptó. James se pega un rebote de la leche, tira la pared de la casa a puñetazos y se pira para respirar aire y calmarse.
Cuando ya está más sereno ve que sale humo de su casa y va corriendo mientras se culpa del incendio, que seguro que abrir un agujero en la chapa provoca llamas. Jugándose la vida, rescata a su madre y los pueblerinos le tiran piedras y le dicen que se vaya a tomar por culo porque es un monstruo porque casi se le muere la madre y ha perdido su casa. Ya hace falta ser hijo puta para llamar monstruo a alguien por eso.
Ya hasta las pelotas de todo, coge un billete a la capital donde vive en las calles y roba comida de puestos callejeros de fruta en barrios bajos atendidos por gente con corbatas de seda, traje y sombrero de copa hasta que el presidente de Da Vinci muy campechano él se le aparece para salvarle de su mierda de vida. Porque aquí a los líderes les pagan para ir por la calle encontrando protagonistas. Además el presidente lleva dos neones encendidos incrustados en los ojos, cosa que no veo muy sana.
Da Vinci, cinco siglos antes, se imaginó que algún día fabricarían robots y les saldrían demasiado fuertes. De modo que diseñó un tubo cerrado lleno de vapor a presión y dijo “con esto regularé la fuerza como quien regula el volumen de la radio”. En el presente, el presidente del país no tiene nada mejor que hacer que implantarle tubos de esos a los presos pero se le mueren todos. Así que le ofrece a James dos cosas: unirse al ejército para servir a su país y dejar que le llene de cañerías y varios tubos con vapor de esos para que se quede con una cantidad de fuerza normal. Lo que para cualquiera sería un sistema de calefacción autónomo allí es ponerse las pesas de varias toneladas de Dragon Ball.
La operación es un éxito y el muchacho al fin puede llevar una vida normal que comienza con la reaparición de su madre, quien confesa que ella quemó la casa e intentó suicidarse como parte de su plan para que el chaval saliera del pueblo y llevase una vida mejor. Dentro de lo que son los planes para conseguir que tu hijo se independice y vea mundo me parece, como poco, arriesgado.
Los días pasan y todo está listo para el torneo a muerte en el que los liberos pelean para encontrar seguidores y en el que han añadido varios presos, entre ellos Thomas y James, porque les falta gente y así es más divertido. Sacan a los pobres diablos de sus celdas y abre la ceremonia un hombre con megáfono. Salvo que en vez de ser un megáfono normal de plastiquete que sujetas con las manos es un cuerno de hierro que va atornillado a la boca y sujetan exclusivamente con la fuerza de su cuello. Yo de verdad que no sé dónde coño tienen la cabeza cuando inventan cosas.
El primer duelo es entre James y Long Fei, un anciano oriental experto en la ciencia de la acupuntura. Ya a estas alturas a el autor se la pela todo y mete lo que sea para hacerlo pasar por ciencia. Si el cómic no se hubiera cancelado habríamos visto pasar la homeopatía, la alquimia o la astrología por sus páginas. El anciano se llena el cuerpo de agujas de coser (ni siquiera de acupuntura), se le hinchan los músculos cuales globos y le hace a James los cinco golpes de la muerte a lo David Carradine. Impresionado porque James no ha muerto en el acto por su fuerza natural se mete más agujas para inflarse todavía más y crecer medio metro. Con su nuevo cuerpo le parte la cara a James como no se la han partido antes, a quien le tienta abrir una de las válvulas de vapor para ser un superhombre de nuevo pero duda porque le prometió a su madre que jamás volvería a ser un monstruo. Que también podría aprovechar y romper una cañería como cuando lo de los piratas, pero claro, eso le restaría emoción. No vamos a dejar ahora que la lógica se meta en medio.
James decide que prefiere morir a romper su promesa, y cuando el hombre más sano y más atlético del mundo gracias a la ciencia médica de la acupuntura está a punto de aplastarle la cabeza y acabar con su vida, se libra porque al pobre rival le da porque sí un infarto al corazón y se muere de golpe. Casi no se nota que el autor se metió en un callejón sin salida él solo y no se le ocurría cómo salvar la papeleta. Y ahí acaba Alianza Tecnológica, con el Deus Ex Machina más rancio que pudo.
Como decía al principio, no creo que el dibujo sea el mayor problema de Alianza Tecnológica. Porque da igual cómo esté dibujado, no hay por dónde cogerlo. Tampoco es el peor webcómic que hay ni el que he visto, pero cada fallo se apila sobre el anterior y el resultado es mayor que la suma de las partes. Es una serie de accidentes tan curiosos y tan numerosos que parece mentira que alguien pueda no dar ni una de esa manera.
Alianza Tecnológica es la historia de alguien que en cada duda toma la decisión, que aunque no es la peor posible, sí la más tonta. Aunque el dibujo sea mejor que el de un niño de cuatro años arañando un papel (y mejor que la primera versión de siluetas negras indistinguibles sin fondos), es más estúpido con sus extremidades que se doblan por varios sitios a la vez. Aunque haya cómics con menos respeto por las leyes de la física y la química, elige siempre las que funcionan al revés en un cómic que intenta explicarlo con ciencia real.
Se trata de un problema de fijarse en las apariencias. Toda la parte de ciencia-ficción se reduce a salpicar los bocadillos con apellidos famosos. Por querer aparentar con músculos los personajes no tienen esqueleto ni armonía interna que sí tienen cosas todavía peor dibujadas. Por intentar hacer una escena emocional acaba con los héroes diciendo que echaran de menos a unos ladrones que han intentado asesinarles y violarles. Por eso rehizo el mismo cómic tres veces y pensaba que lo único que había que cambiar era el dibujo. Al final todo es un cascarón vacío por no tener una coherencia ni un cuerpo que lo sujete. Es algo que se podría haber arreglado poniendo algo de atención a lo que hacía. No sé, Full Metal Alchemist iba de alquimistas partiéndose la cara y les funcionó bien. Todo se puede hacer si sabes cómo.
El final de Alianza Tecnológica fue el cementerio digital. Existe en el disco duro de dos personas, como mucho tres, y ninguna de ellas es el autor. Lo guardamos porque creemos en la cultura. Porque sabemos que da igual lo malo que sea un cómic, hay gente que disfrutará con él. Lo sabemos porque no hay cómics buenos. Lo guardamos porque siempre hay alguien que podría haber aprendido algo de ellos. Y el primero de ellos, siempre es el autor. Cada vez que miramos páginas nuestras mínimamente viejas vemos errores que no entendemos cómo nos parecieron aceptables, y lo usamos para seguir adelante. Por eso nunca borramos.
Si queda alguien ahí, puedo prometer con total seguridad que los artículos de las próximas víctimas que elegisteis serán más breves. Ciao.