Continúo la serie con un webcómic único. En él Jesucristo se cansa de poner la otra mejilla y como si de un superhéroe se tratara se pelea con los villanos mano a mano hasta llegar al diablo. Es duro. Es épico. Es In the Name of the Gun.
Todo empieza con un Jesús pendenciero y asqueado del rumbo que lleva la humanidad que dudando del plan divino de su padre decide volver a nacer en Rusia en 1910 para darle tiempo a preparse y detener la Segunda Guerra Mundial matando a Hitler. Mientras lo intenta aparece Ernest Hemingway viajando por el tiempo para cazar dictadores. Enseguida forman un equipo y podemos ver a los dos matando nazis y enfrentándose a un Hitler hombre-lobo y a Jesús usando sus poderes de multiplicar el pan para hacer estallar a los soldados desde dentro. Todo es tan ridículo y de serie B que es genial y épico.
Peeeero, tras la primera parte todo decae. Se olvidan de que ante todo es serie B y cachondeo y le dan al cómic un giro serio mal encarado y los personajes en lugar de ser macarras están deprimidos y tienen problemas personales. Además el meter a personas muertas famosas como personajes y que los dictadores y tiranos de la historia resulten ser monstruos del tamaño de un edificio se quema enseguida y resulta cargante. Hay un límite de veces en las que es divertido ver a Cristo encontrarse con un villano que se convierte de repente en una criatura gigante y se lía a guantazos con él.
Además Cristo pierde su faceta de antihéroe volviéndole un estereotipo de “uno de los buenos” en el que sigue hacia delante peleando porque… es lo que hay que hacer, ¿no? Matar a los malos, que son malvados. Pierde los rasgos de su personalidad y sus motivaciones haciendo que el personaje no resulte atractivo ni interesante.
Aunque hay otra alternativa y es que en realidad el cómic quizás siempre fue así de malo y es el cambio a dibujantes peores en la segunda y tercera parte lo que hace que se resienta. Hay que tener en cuenta que el dibujante inicial era el autor de Axe Cop, la persona que logró hacer que los guiones de un niño de cinco años fueran increíbles y geniales con su dibujo, caracterización de los personajes y narración visual. Quizás lo único resaltable del cómic de Jesucristo era el trabajo del dibujante.
Sea como fuere, siempre queda la primera parte para echarse unas risas.